En la creación y desarrollo de productos se tiende a pensar que las mujeres son complicadas y por eso el desarrollo de cualquier solución dirigida a este grupo parece estar teñida de cierta complejidad. Esta herramienta ayuda a dilucidar las verdaderas necesidades de las personas y a entender que la mal llamada “complejidad” depende del lente con el que se mire.

El reto de crear y desarrollar productos con enfoque de género podría parecer embarcarse en una travesía con una meta difícil de alcanzar, pero es conveniente recordar que, en el inicio de la historia del diseño de productos, a finales del siglo XIX, las mejoras o cambios en un producto se hacían basados en satisfacer las necesidades de la persona usuaria o para generar eficiencias en su fabricación y comercialización. Hoy en día con la evolución de las estrategias de marketing, un consumo más acelerado y mercados más agresivos, los productos buscan la anhelada diferenciación a costa de todo, y con eso que surgen los productos innecesariamente diferenciados por género, basados en ideas preconcebidas que, en lugar de generar eficiencias y mejores costos para la sociedad de consumo, en conjunto ahondan en las brechas generando productos más caros para un sexo en particular.

Las empresas, al retomar las ideas existentes en la sociedad acerca de las conductas y actitudes que se consideran apropiadas para mujeres y hombres, pueden trasladar los estereotipos y roles de género al diseño de sus productos, contribuyendo así a fomentarlos. Ante los cambios sociales y la necesidad de lograr que la igualdad de oportunidades para todas y todos sea una realidad, hay nuevas oportunidades de negocios en el diseño de productos libres de estereotipos y que atiendan las necesidades reales de las mujeres y las niñas.

Esta declaración puede interpretarse como el reflejo de una fuerza empresarial que no tiene intención de responsabilizarse por los mensajes que envía a la sociedad a través de sus productos, pero con estas herramientas se persigue crear esa responsabilidad social en las empresas y demostrar que contar con una perspectiva de género es beneficioso tanto para la ella como para la sociedad.

Si bien parece que se está proponiendo olvidarse de las demandas del mercado recogidas por las metodologías de investigación convencionales, lo que se busca es alimentar los datos con una mirada más cercana y un entendimiento más profundo para contribuir a cerrar la brecha de desigualdad entre hombres y mujeres.